Warshow


2005




Van De Nieuwe Dingen Art Space. The Netherlands

CAC Málaga


Galería Fruela


JUAN FRANCISCO FERRÉ
ESTADO DE EXCEPCIÓN

La guerra permanente es el espectáculo y el espectáculo es la guerra permanente por otros medios. Miguel se asombra de lo fácil que resulta al principio subirse a esta banal atracción de feria. Es la gran maquinaria del mundo, se dice. La plataforma de la fama, piensa. El puesto de vigilancia del espectador sobre una realidad traumática, intuye. Miguel había oído hablar de lo que se experimenta ahí subido, girando a cada vez más velocidad hasta que el vértigo se vuelve placer y el placer náusea y la náusea una forma anticuada de conocimiento. Pero no esperaba esto.

Primero están las imágenes que atacan el cerebro como metralla, explica Miguel, imágenes de museos que celebran el horror y la guerra. La maquinaria bélica expuesta a los ojos de quien quiera descubrir a qué se parece un arma cuando nadie la utiliza contra nadie en apariencia, qué fines cumple esta chatarra letal estando allí inmóvil, expuesta, desnuda ante la mirada de los extraños que la observan con maléfica curiosidad, tan obscena ahora como un porno en un canal mayoritario, piensa Miguel imperturbable por los aplausos o las detonaciones, o este zoológico visitado por familias enteras, como si la visión de animales encerrados en jaulas de cristal no fuera igualmente espantosa que un campo de concentración.

La guerra es una categoría de la realidad, te anuncian al entrar en esta feria de la falsedad. Todo está en guerra con todo, repite la propaganda. Miguel no puede creer que desde su atalaya pueda contemplar un espectáculo como éste repitiéndose en todas partes. Como un actor más, Miguel persiste en este estado de excepcional impasibilidad, en mitad de los aplausos y las risas, mientras a su espalda las explosiones y los cohetes no se sabe si lo celebran a él como espectador, o es el espectáculo celebrándose a sí mismo como estado de excepción permanente.

Querría bajarse enseguida, pero seguir mirando es el precio impuesto por el perverso mecanismo a cambio de la fama. La fama y la infamia son conceptos que quizá se confundan en la cabeza de Miguel (no en la de Iván, Iván Pérez, el artificiero de las imágenes) ahora que la máquina de la popularidad ilimitada ha comenzado a mostrarle el paisaje en ruinas, antes y después de la batalla. La guerra total, piensa antes de desaparecer, está todavía por venir. En todos los frentes. Es inevitable.