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Reclamo cinematográfico para una ninfa que se mira en el espejo.

CONGRESO INTERNACIONAL PAISAJE Y SOSTENIBILIDAD: ESCUCHANDO LA DIVERSIDAD

Matadero Madrid. Octubre 2022.


Reclamo cinematográfico para una ninfa que se mira en el espejo, es una acción artística experimental entre el cine, la instalación y las artes en vivo que combina el uso de reclamos de caza modificados con una experiencia analógica audiovisual en película de 16 mm. En la improvisación intervienen elementos visuales y sonoros. La experiencia sonora se basa en los sonidos producidos por la propia película en su interacción con una guitarra eléctrica, combinados con los sonidos de las llamadas de caza y los motores del proyector Bolex s321. La película incluye imágenes de archivo de aves en la Albufera de Valencia en los años 80 que interfieren con las sombras proyectadas por los señuelos. La duración total de la acción varía entre 10 y 15 minutos. La pieza pertenece al proyecto "Reclamos para alimañas" como parte de mi investigación en el Laboratorio de creaciones Intermedia de la Universidad Politécnica de València, dentro del programa postdoctoral Margarita Salas. A modo de sinopsis, el acontecimiento tiene lugar durante los apenas quince minutos de duración de una película sobre la fauna de la laguna rodada en los años 80. La película se extiende precariamente desde el proyector hasta las cuerdas de una guitarra amplificada. Por el camino atraviesa una jaula que encierra un teléfono móvil en cuya pantalla reconocemos un video en el que aparece una cacatúa ninfa (Nymphicus hollandicus) que interactúa con un espejo. Durante el tiempo de proyección, se reparten entre el público diversas llamadas de caza (reclamos) para aves modificadas. Entre el público y los performers Alejandra Freyman e Iván Pérez se improvisa un concierto que se extiende durante el tiempo de proyección de la película.
La ninfa reconoce la alteridad en su reflejo frente a la imagen instantánea de sí misma (Lacan, Écrits, Seuil, París, 1966) y en un intento desesperado por recibir la aceptación de ese otro reflejado, reclama repetidamente su atención e incluso regurgita comida como ofrenda a su compañero imaginario. La desesperación de la ninfa ante la pulida superficie de la imagen reflejada muestra la realidad más radical de la representación de la imagen en movimiento. Una imagen sin fotogramas ni píxeles ni parpadeos, sobre la superficie de un tiempo único e irrepetible. El documento que muestra a un ser vivo sin capacidad de autorreconocimiento, actor y espectador único de su propia incomprensión de los fenómenos que se le imponen. La ninfa no ha superado la prueba del espejo (Gordon Gallup Jr. 1970) similar a la que nosotros mismos nos sometemos a diario frente a las imágenes técnicas de nuestras pantallas. ¿Podríamos entonces reconocernos en el marasmo de datos recogidos por el algoritmo, en el reflejo exacto de lo que significamos social, espacial o macroeconómicamente, reconoceríamos nuestro reflejo almacenado en caracteres alfanuméricos? Es en ese reflejo de superficies construidas por puntos (V.Flusser 1985.pg.29) donde podemos reconocernos, superficies imaginadas donde somos incapaces de reconocernos, incapaces de saber quienes somos ante la cotidianeidad enmascarada de la imagen que ni conocemos ni nos pertenece, proyectada numéricamente en el dispositivo al que nos enfrentamos. Mientras la imagen de la ninfa en la pantalla canta frente al espejo, dentro de la jaula y dentro de la pantalla, nuestro dispositivo transforma las vibraciones producidas por la fricción de la película contra las cuerdas en impulsos piezoeléctricos. La banda sonora de nuestro paso por el mundo entendida como una vibración producida por la fricción de la imagen física con la numérica. Paisajes naturales grabados hace cuarenta años consumidos en la pura producción de energía emitiendo del pasado una leve queja de incomodidad. El nuevo orden construido en torno al significado de las imágenes con las que nos proyectamos en el mundo a través de una lectura superficial prehistórica, analfabeta ante los códigos que las clasifican y articulan. La conversión de los fonemas en un código binario, sin grises, matices ni poesía, atendiendo a las fantasías de un mundo unipolar en decadencia.






Cinematic call for a nymph looking in the mirror, is an experimental artistic action between cinema, installation and live arts that combines the use of modified hunting calls with an audiovisual analogical experience in 16mm film. Visual and sound elements intervene in the improvisation. The sound experience is based on the sounds produced by the film itself in its interaction with an electric guitar, combined with the sounds of the hunting calls and the motors of the Bolex s321 projector. The film includes archival images of birds in the Albufera de Valencia in the 80's that interfere with the shadows cast by the lures. The total duration of the action varies between 10 and 15 minutes. The piece belongs to the project "Reclamos para alimañas" as part of my research at the Laboratorio de creaciones Intermedia of the Universidad Politécnica de València, within the Margarita Salas postdoctoral program. As a synopsis, the event takes place during the barely fifteen minutes of duration of a film about the fauna of the lagoon filmed in the 80's. The film extends precariously from the projector to the strings of an amplified guitar. Along the way it crosses a cage that encloses a cell phone on whose screen we recognize a nymph interacting with a mirror. During the projection time, various modified bird hunting calls are played. The nymph recognizes the otherness in her reflection in front of the instantaneous image of herself (Lacan, Écrits, Seuil, Paris, 1966) and in a desperate attempt to receive the acceptance of that reflected other, she repeatedly demands his attention and even regurgitates food as an offering to her imaginary companion. The nymph's desperation before the polished surface of the mirror image shows the most radical reality of the representation of the moving image. An image without frames or pixels or flicker, on the surface of a unique and unrepeatable time. The document that shows a living being with no capacity for self-recognition, actor and unique spectator of its own incomprehension of the phenomena imposed on it. The nymph has not passed the mirror test (Gordon Gallup Jr.1970) similar to the one we ourselves undergo daily in front of the technical images of our screens. Could we then recognize ourselves in the morass of data collected by the algorithm, in the exact reflection of what we mean socially, spatially or macroeconomically, would we recognize our reflection stored in alphanumeric characters, would we recognize our reflection stored in alphanumeric characters? It is in that reflection of surfaces constructed by dots (V.Flusser 1985.pg.29) where we can recognise, imagined surfaces where we are incapable of recognizing ourselves, incapable of knowing who we are before the masked cotidianeity of the image that neither we know nor belongs to us, projected numerically in the device we are facing. Meanwhile the image of the nymph on the screen sings in front of the mirror, inside the cage and inside the screen, our device transforms the vibrations produced by the friction of the film against the strings into piezoelectric impulses. The soundtrack of our passage through the world understood as a vibration produced by the friction of the physical image with the numerical. Natural landscapes recorded forty years ago consumed in the pure production of energy emitting from the past a slight complain of discomfort. The new order built around the meaning of the images with which we are projected into the world through a superficial prehistoric reading, illiterate before the codes that classify and articulate them. The conversion of phonemes into a binary code, without gray tones, shades or poetry, attending to the fantasies of a unipolar world in decadence.

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